Mi mamá me mima. Yo mimo a mi mamá.
¿Te suena?
¿Y los demás? ¿No merecen un mimito de vez en cuando? ¿Todo para mamá?
Vivimos en una era en la que todo pasa muy rápido y no nos detenemos ante nada. Vivimos muy deprisa y, raro es el caso, de quien se para un momento a ver la vida, a quererse, a mimarse.
Hoy, mis pequeños aventureros, tenían el día especialmente revuelto (¡Bendito tiempo!).
Por eso, esta tarde, con todo el trabajo hecho, he decidido bajar un poco las persianas y pedirles que se colocaran por parejas, sentados en el suelo y distribuidos por toda la clase.
Con la canción Butterfly Ball (de la cual os dejo enlace abajo), como música de fondo, hemos comenzado la actividad.
https://www.youtube.com/watch?v=yKoFL_A1-XU
He repartido crema de manos a cada niño y, simplemente, debían extender la crema por sus manos y las de sus compañeros suavemente, dando un mansaje y caricias mutuas.
Como intuirás ya, la crema es una excusa...
Tenías que haber visto la dulzura con la que se extendían la crema unos a otros, las miradas de complicidad que nos hemos dedicado, lo importantes que nos hemos sentido los unos para los otros...
Desde los más lanzados hasta los más tímidos han encontrado su lugar en este ratito. Todos nos hemos sentido realmente cómodos. Se nos notaba. Se respiraba en el ambiente.
Lo más bonito ha venido al final cuando, de forma espontánea, han empezado a sonreírse, a abrazarse y han empezado a surgir te quieros tímidos y sentidos. De los de verdad, de los que dan gustito.
Nos hemos ido a casa tranquilos, confortados, sintiéndonos queridos y, bueno, con las manos muy suaves.
Te invito a repetir en casa. A dedicaros unos minutos tu pequeño/s y tu. A MIMAROS.
